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Me siento a mirar mi sombra, y cada minuto que se aleja o se acerca a mí me lleva de lo que está fuera a lo que siento dentro. Algo así debe sentir El Matero, ese hombre que Sebastián Peter ha representado en esta pequeña escultura en tiza, hecha en apenas 10 centímetro de alto por 9 milímetros de diámetro. Por algo dicen del mate que es exactamente lo contrario que la televisión, te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo.
Esta figura, que se puede ver en la fotografía, forma parte de una colección más amplia sobre personajes del Uruguay, como el músico que bandoneón y la vihuela, la Mama Vieja, el Gramillero o el hornero, o pájaro arquitecto.
El mate en Uruguay es un ritual, forma parte de la cultura, y su identidad. Una curiosidad es que su práctica era habitual entre los nativos, antes de la colonización, de hecho, la Iglesia Católica trató de erradicar esta costumbre, pero fue en vano, y terminó por aceptarla y beberla.
Con esta figura enjuta y seria, capaz de saborear el paso del tiempo Sebastián Peter ha querido rendir un homenaje a todos los uruguayos, incluso a los que no toman mate, que haberlos haylos, como las meigas en Galicia.
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